El maratonista etíope luego de finalizar de segundo en la maratón de Río 2016, hizo un gesto de apoyo a su etnia, masacrada en su país por el gobierno.
BRASIL-. Es la cruda realidad de alguna de las historias que viven los deportistas más allá de los Juegos. El corredor etíope Feyisa Lilesa logró una espectacular medalla de plata en la prueba de maratón disputada en Río de Janeiro y en la que se impuso el keniano Eliud Kipchoge.
Lilesa aprovechó su momento de gloria en la línea de meta para dar a conocer la situación de su pueblo natal: los oromo. Alzó los brazos y formó una cruz con ellos, gesto que da a entender que estaba preso y que es asociado a las protestas contra el Gobierno etíope.
El propio Lilesa ha admitido que el gesto con el que finalizó su carrera podría hacer peligrar su vida, «Si vuelvo a Etiopía después de esto, el gobierno me matará a mí y a mi familia o me mandarán preso», aseguró. Lilesa continuó con su triste relato en la rueda de prensa, «Donde está la ayuda para mi pueblo, no la veo. Si vuelvo allí no me irá bien, estoy seguro».

Tras finalizar los Juegos Olímpicos, el maratonista de 26 año ha decidido permanecer en Brasil hasta aclarar su situación legal, ya que no tiene ningún otro visado. Una iniciativa en las redes sociales para ayudarlo a emprender una nueva vida fuera de Etiopía ha recaudado 40.000 dólares en apenas unas horas. Aunque está prohibido hacer manifestaciones políticas durante los Juegos Olímpicos, no parece que vaya a ser sancionado.
El ministro de Comunicaciones de Etiopía, Getachew Reda, ha asegurado que Lilesa es «un héroe nacional», «no tiene nada de lo que preocuparse». Es un poco excesivo pensar que tú y tus seres queridos estáis en peligro porque hagas un gesto. Puedo asegurar que no les va a pasar nada, ni a él ni a su familia», ha dicho Reda en declaraciones a CNN.