La tautología de que el poder puede es una propuesta básica de toda autoridad establecida. Un poder impotente no es solo un disparate lógico sino más bien asimismo popular. El poder se necesita para accionar, para aseverarse, para realizar lo que se estima de él, con lo que es común que la insatisfacción frente algunos inconvenientes exprese indignación frente a la acusación de que las autoridades no hacen nada.
Pero al requisito de que el poder logre agregarse a la política actualizada, no puede llevar a cabo tanto. La dificultad de la democracia insistirá tercamente en supervisar a las autoridades y limitar su margen de acción.
La iniciativa de novedosa constitución, que apuesta por la aprobación o el rechazo, es bastante espléndida en la introducción normativa de novedosas orientaciones valorativas cuyo respeto se pide como derecho, como la importancia que consigue la visión de género, el reconocimiento de la identidad indígena personas, la protección de la naturaleza, la opinión de los animales y otros reconocimientos de valores emergentes. Además de esto, se recobran las tradicionales solicitudes de garantía de derechos sociales como la educación, la salud, la vivienda y la seguridad popular.
El inconveniente es que la proviene de las pretensiones democráticas introduce reglas en el sistema político, a fin de que la autoridad logre realizar cada vez menos. No solo están los derechos frente al poder, sino más bien asimismo la división de poderes, los organismos autónomos, el control del poder, los métodos de reconciliación, las restricciones. El sistema político se regresa mucho más retardado y pesado.
Para estimar estos factores en general que contribuyen a la definición de un sistema político, su capacidad y su control, es requisito añadir una secuencia de disposiciones que ahondan su caracterización en términos del predominio de una autoridad decreciente, como en la situacion de la autonomías territoriales indígenas y la Necesidad del permiso de los pueblos indígenas en temas o materias que afecten sus derechos constitucionalmente reconocidos, la profundización de la regionalización y el poder local, la generalización de autoridades políticas colegiadas, las audiencias públicas de las autoridades, las consultas ciudadanas, nacionales, referéndums regionales y locales, en la idea habitual de leyes o derogatorias de leyes, en nuevos organismos autónomos.
Más allá de que es imposible denegar que una mayor participación ciudadana y distribución del poder puede comprenderse como una mayor democratización, asimismo hay que estimar que un sistema político debe tener la aptitud de tomar resoluciones y hacerlas cumplir, o ser ineficiente en el manejo de las tareas y inconvenientes que sugieren. la presencia misma de la autoridad.
No obstante, el inconveniente no reside únicamente en la compatibilidad de la eficacia y la participación, sino asimismo hay que tomar en consideración el contexto popular en el que se quiere aumentar la distribución y participación en el poder político. Es un contexto popular de fuerte y extendida apatía política hacia la participación institucional.
Todos y cada uno de los intentos de inspirar a los ciudadanos han fracasado: voto obligación, voto voluntario, sistema binomial, sistema de representación proporcional, decisión de autoridades regionales, paridad de género, cuotas para indígenas, promoción y facilitación de aspirantes independientes. Ningún. La participación en la decisión de votantes comúnes no superó el 40%
En todo caso, la inclinación afianzada hacia la despolitización es realmente difícil de revertir a corto plazo. En consecuencia, semeja improbable que las múltiples ocasiones de participación que crearía la novedosa constitución, de adoptarse, sean usadas de forma eficaz por la enorme mayoría de la población. Mucho más bien, tienen la posibilidad de ser adoptados por minorías firmes para realizar servir intereses particulares, lo que paralelamente podría socavar la legitimidad del sistema y hacer novedosas chances para fracturas.
Determinar la estabilidad de un sistema político es muy complejo, dadas las votaciones que frecuentemente hacen los ciudadanos tanto de la participación democrática como de la efectividad de la actuación de los poderes públicos para arreglar los inconvenientes de esos ciudadanos. Aún mucho más complejo es dado que se necesita la participación, pero escasos verdaderamente forman parte por el hecho de que aguardan que alguien acepte la compromiso en vez de llevarlo a cabo bien.
El diseño del sistema político propuesto semeja poner un fuerte énfasis en una mayor participación ciudadana y un mayor control sobre las autoridades, pero si no se cumple la tautología de que el poder es viable, estaríamos en una situación extraña.
Lea el producto en su versión popularizada aquí: Meditaciones sobre el sistema político