Carlos Cruz Directivo Ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)

Carlos Cruz
En las últimas décadas, Chile vió decaer su situación como entre los países mucho más confrontados de todo el mundo. Esto se refleja en datos alarmantes: en el Índice de Desempeño Logístico Global del Banco Mundial, pasamos del puesto 34 en 2018 al puesto 61. Uno de los más importantes componentes que contribuyeron a esta caída es el déficit de infraestructuras, especialmente en el transporte ferroviario.
La carencia de inversión en infraestructura logística hay que a múltiples componentes. Uno es la limitada disponibilidad de elementos para inversiones en este ámbito. El presupuesto estatal estuvo bajo presión en los últimos tiempos gracias a otras solicitudes y pretensiones urgentes. Como resultado, la inversión en construcción no fué bastante para sostener el ritmo del desarrollo económico y las pretensiones del país.
“Hubo resistencia a la participación del campo privado en proyectos de infraestructura en los últimos tiempos. Ciertos países vecinos, como Perú y Chile, van unos pasos adelante en este sentido”.
Además de esto, falta la resolución de los gobiernos de llevar a cabo un empleo mucho más activo de la financiación privada. La movilización de la inversión privada en infraestructura pública con frecuencia se considera un paso hacia la privatización en sitio de una manera de idea empresarial pública para desarrollar una infraestructura mucho más sólida.
Esta percepción llevó a la resistencia a la participación del campo privado en proyectos de infraestructura. Por otra parte, los países vecinos semejan estar múltiples pasos por enfrente de Chile: es la situacion de Perú, que tiene interfaces portuarias competitivas, al paso que nosotros nos encontramos atrasados.
La fragmentación institucional asimismo ha obstaculizado el avance de infraestructura. Hay múltiples agencias encargadas de invertir en esta área, pero hay poca coordinación entre ellas. Mucho más que acrecentar la inversión pública, esta fragmentación tiende a reducir su encontronazo. Para sobrepasar este obstáculo, se necesitan cambios institucionales significativos que dejen una mayor integración y coordinación entre las distintas autoridades.
Es claro que volver a poner la competitividad de Chile requerirá esenciales inversiones en instalaciones de todo género: puertos para la exportación y también importación de mercancías; redes ferroviarias eficaces en la macroárea centro-sur; Rutas para el tránsito de bienes y prestaciones aduaneros, tal como pasos fronterizos eficaces que asistirían a achicar los tiempos aguardados de distribución. Esto quiere decir no solo acrecentar los fondos públicos libres, sino más bien asimismo beneficiar una mayor implicación del campo privado, que con sus varios años de experiencia puede realizar un óptimo trabajo en la financiación de esta clase de ideas.
La inversión deficiente en infraestructura logística fué entre las primordiales causas de la caída de Chile en las clasificaciones de competitividad. Para volver a poner su situación y también impulsar su avance económico, es esencial acrecentar la inversión en las proyectos implicadas, promover la participación del campo privado y hacer mas fuerte el marco institucional que respalda esa inversión.